Cada mañana mi esposa revisa los portales de noticias locales. En ellos, los usuarios de las redes suelen poner vídeos o fotos de eventos de los cuales ellos son testigos y casi en tiempo real ella se informa de lo que ocurre en la ciudad.
Cuando los ve, me va diciendo: ‘mira hoy ya van dos’. La mañana anterior me había dicho que habían sido tres. Y así todas las mañanas hace un conteo. Los protagonistas de las noticias varían. Un día es Pedro, otro día es Tomás otro Valentina. Suelen ser en su mayoría gente joven.
Hay común denominador en la historia: la moto. Sí, ese artefacto inventado ya hace más de 150 años por el estadounidense Sylvester Howard Roper. Y a los eventos a los que me refiero son los accidentes en los que el protagonista es este vehículo.
En cifras de la Agencia Nacional de Seguridad Vial se registraron 7.201 fallecidos en accidentes de tránsito, de los cuales 4.274 fueron usuarios de moto[1]. Una cifra cercana a los muertos con arma de fuego reportados por la Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional: 6.863[2].
Y aquí no estamos contando a los lesionados, que también suele ser una cifra considerable.
Es decir, la moto es casi tan peligrosa como un revólver o un fusil. Estar en la calle es correr el riesgo de ser víctima de un accidente de este tipo. Las personas que las usan, en su mayoría transitan sin ningún control, desconocen semáforos, van en contravía, se suben a los andenes, hacen giros inesperados, en fin toda una serie de maromas que ponen en riesgo su vida y las de los demás.
Lo más trágico de todo es que nadie está haciendo algo por corregir o mejorar esta situación. Los pocos controles que existen son insuficientes e ineficaces. No hay estudios que ofrezcan alternativas o recomendaciones y por lo tanto tampoco existen políticas públicas al respecto. Es como si no fuera un problema público.
A manera de especulación podría decirse que ningún político quiere asumir el costo político de poner controles al uso de la moto, pero no sólo frente a sus usuarios si no a las personas y organizaciones que se lucran con su uso masivo.
Suele decirse en la calle que para acceder a una moto basta con la cédula. Este dicho parece ser cierto si vamos a los patios de cualquier oficina de tránsito en el país. Para el infractor resulta más fácil y económico comprar una moto nueva que recuperarla de la retención hecha por las autoridades. Además, no sólo se trata de controles y sanciones, porque este problema es multicausal: no tenemos un buen servicio de transporte público, los programas de cultura y educación vial no existen, el acceso a la licencia de conducción no exige mayores requisitos, entre otras. Es urgente prestar atención a esta siniestralidad. ¿Será que 4.274 muertos en un año no es cifra que alarme o llame la atención?
[1] https://ansv.gov.co/es/observatorio/estad%C3%ADsticas/fallecidos-y-lesionados-2021-2022
[2] https://www.policia.gov.co/contenido/homicidio-2022
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3 comments
buena columna…que describe la realidad de nuestra ciudad
Bucaramanga era una catalogada como una de las mejores ciudades en cultura y responsabilidad vial.
Incluso teníamos un manejo y control del espacio público, y la seguridad era controlable.
Pero con el ingreso de venezolanos al país inició el retroceso del mejor VIVIDERO DEL PAIS,
En el gobierno de Lucho Bohorquez se recupero el espacio público en la
carrera 15 y la calle 35 volvió a ser el paseo del comercio , se reubicaron muchos vendedores ambulantes y daba gusto salir al centro de bucaramanga.
CON LA LLEGADA DE RODOLFO A LA ALCALDIA DE BUCARAMANGA Y LA MIGRACION MASIVA DE VENEZOLANOS,
” SE JUNTO EL HAMBRE CON LAS GANAS DE COMER ”
Se invadieron las calles y los parques con cambuches para viviendas improvisadas, los vendedores estacionarios invadieron de nuevo el espacio público en toda la ciudad ,se incremento el mototaxismo y el transporte pirata, tanto así que hay terminalitos piratas en cada esquina del centro de bucaramanga, en su mayoría conductores venezolanos sin licencia , motos sin seguro sin tecnomecanico sin casco y menos chaleco .
La fusión de estos fenómenos ha desencadenado un caos impresionante en
Seguridad, hoy en cada barrio hay una o dos ollas expendios de drogas y la mitad las manejan los venezolanos y esto genera delincuencia y violencia por parte de los consumidores,
Movilidad: los mototaxis y carros piratas no respetan a las autoridades y menos las señales de tránsito.
” ME HARE EL PINGO CON EL TRANSPORTE INFORMAL Y LOS VENDEDORES AMBULANTES ”
Este fue el slogan del peor gobierno que ha tenido EL MEJOR VIVIDERO DE COLOMBIA.
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