¡Lamentable! ¡Aterrador! ¿Pero por qué no hicieron nada? …son las expresiones generalizadas de rechazo que la muerte de un niño de cuatro años víctima del ataque de perros Pitbull ha provocado en la ciudadanía.
El hecho se convirtió en noticia nacional y provocó pronunciamientos de figuras públicas como el senador Luis Fernando Velasco que en su Twitter recordó que la ley impone la obligación a los dueños de razas potencialmente peligrosas de ponerles bozal para pasearlos prohibiéndoles también dejarlos deambular.
He sido testigo de por lo menos dos hechos parecidos, en los que el ataque de este tipo de animales a otros perros han ocasionado la muerte a otro animal o han estado a punto de causar una tragedia con fatales consecuencias para sus dueños por querer proteger cada uno el suyo.
El ‘mejor amigo del hombre’ al igual que como ocurre con su amo puede convertirse en cualquier momento en una peligrosa fiera capaz de acabar con la vida de cualquier otro ser vivo dependiendo de varios factores como su crianza, el afecto o maltrato que ha recibido, su entrenamiento y por predisposición genética: su raza. Por esto último existen razas consideradas por los expertos y por la ley como “potencialmente peligrosas”.
“Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, y líbrame de los cuernos de los búfalos” escribió el rey David en uno de sus Salmos.
Lo cierto es que como ocurre con muchas otras tragedias, esta también pudo evitarse si estuviésemos en una ciudad en la que la ley se cumpliese, pero desafortunadamente en Bucaramanga no es así, la ciudad perdió su rumbo desde hace por lo menos ocho años por cuenta del populismo “anticorrupción” que nos vendió la idea esa de que todos los problemas de la ciudad se solucionaban si sacábamos a los corruptos y elegíamos ‘gente nueva’.
¡Eso hicimos, elegimos gente tan nueva, pero tan nueva, que nunca tuvieron ni idea de como gobernar una ciudad! Aquí están los resultados de ese experimento fallido, la falta de liderazgo y autoridad han traído como consecuencia entre otros el desorden y la inseguridad en la ciudad.
Es que esta noticia del siniestro, accidente, caso fortuito,o como quieran llamarlo no es ni accidental, ni fortuita, ni tampoco imprevisible, es totalmente previsible que si dos o mas Pitbull deambulan por la calle sin bozal puedan atacar a alguien. La ley también lo prevé, en el articulo 124 del Código de convivencia y seguridad ciudadanas se prohíbe y ordena imponer multa al dueño del animal ante este tipo de situaciones, el problema es que no hay en la ciudad quien haga cumplir la ley. La primera autoridad policiva del municipio, el alcalde, nunca tuvo tiempo ni el liderazgo para hacerla cumplir.
Similar a esta situación del niño atacado, se presentan otras muchas en la ciudad, que provocan conflictos, actos de intolerancia y como en este caso, tragedias.
Es el caso del señor de la camioneta con ínfulas de traqueto que con sonido Auto Tunning de 30 millones se estaciona borracho en un sector residencial un Domingo a las 5 de la mañana para darle serenata a su novia sin que pase nada; o el de los vendedores ambulantes que utilizan amplificadores para vender ‘la papa que se espolvorea en la olla’ con niveles de sonido que le servirían al ESMAD o al SWAT para disuadir en 1 minuto a cualquier terrorista de rendirse; o el de la vecina que en ‘paños menores’ saca la basura en horario diferente al establecido inaugurando un basurero permanente en su vecindario; o el del reciclador que esparce los residuos y los deja tirados luego de extraer el reciclaje; o el caso de esa ‘pobre gentecita’ -como los llamaba Rodolfo- que con su ‘zorra’ repleta de reciclaje se desplaza lenta y parsimoniosamente ocupando todo un carril de la Autopista a las 6:30 de la noche creando un trancón desde la Puerta del Sol hasta Piedecuesta, sin que nadie, absolutamente nadie, ni un policía ni un agente de tránsito les pueda decir nada a riesgo de que lo cojan a puñal, por último está el caso del ‘ñero’ de estrato cinco, el ‘nini’, ese ser de luz que simplemente inhala y exhala, esa versión urbana del dalái lama que todos los días a la misma hora saca a ‘Chiquitín’ su Pitbull y a ‘Risas’ su Bull Terrier, ese par de animalitos tiernos e inofensivos que no le hacen mal a nadie, sin bozal, al parque en el que juegan niños, para meditar silencioso e imperturbable con la tranquilidad y el pacifismo que le dan el estarse fumando un ‘porro’ del tamaño de un Cohiba sin inmutarse del riesgo que está creando con sus mascotas.
Todas estas situaciones están tipificadas y son sancionables según el código nacional de policía, seguridad y convivencia ciudadanas como comportamientos que ponen en riesgo la convivencia, pero particularmente en Bucaramanga no hay quien las haga cumplir como normas policivas que son, siendo la máxima autoridad en esta materia el Alcalde.
Por una parte, si todos cumpliéramos la ley evitaríamos muchos actos de violencia, intolerancia y tragedias como esta, pero en Bucaramanga no tenemos aún esa cultura de respeto por el otro.
Y por otra no existe una decisión política, una política pública para cultivar y promover esa cultura en la ciudadanía.
Quizá lo mas grave y determinante es que en Bucaramanga no existe autoridad que haga cumplir la ley, por esa razón mientras no retomemos la autoridad no tendremos ni seguridad ni orden en la ciudad.
Entre tanto ¡Del poder del perro líbranos!
0 12335 Me Gusta
3 comments
Flor
Sandoval
Itís difficult to find experienced people for this topic, but you seem like you know what youíre talking about! Thanks
I like this web blog very much, Its a real nice office to read and find info.Money from blog