Después de Duque, la derecha quedó convencida de que no se necesita mucho candidato para ganar la presidencia, pero el fracaso del mismo terminó siendo el funeral de una cortina de humo.
Desgraciadamente pusieron al menos indicado cuando llegó el momento más difícil, un antiuribista confeso en sus columnas de juventud, distraído, glotón, rosquero e ignorante, llevó a su fiesta de hecatombe el partido que lo hizo llegar a su más importante cargo, poniendo como sacrificio a toda su bancada, quienes no tuvieron un timón, ni un líder, sino un presentador frustrado de TV, que a diario hizo el ridículo, queriendo ser un Chávez o un líder, algo que jamás corrió por sus venas. Es que además de torpe, a él solo le luce eso que no puede hacer en TV: lo vulgar.
Rodolfo Hernández, quien en 4 años de alcaldía logró acabar con la hegemonía del concejo municipal, logrando cambiar a 17 de 19 que venían atornillados por décadas, carga en su vida errores grandísimos. Uno, el que tienen casi todos los grandes políticos: ser juzgados debido a sus hijos. Y dos, el de haber hecho que él y toda una ciudad perdieran su voto con quien es hoy nuestro alcalde, pero que lejos de eso, termina siendo un viejo zorro que representa la satisfacción de los dos bandos, pues todo uribista, entre Petro y Rodolfo, prefiere a Rodolfo; y todo Petrista entre Fico y Rodolfo, prefiere a Rodolfo.
Al final, el cucho recoge esa sensación de triunfo en todos los escenarios, los que lo vivimos como ciudad sabemos que le gusta acabar con las dádivas a cambios de votos, que quita todo eso de repartir ministerios a senadores; eso sería maravilloso, pues así lograríamos cambiar al Congreso y que como ingeniero, le encanta presumir sus buenas obras.
Rodolfo no es mi candidato, pero al igual que todos los que no vamos a votar por él, nos generaría menos rabia que si ganara cualesquier otro. Rodolfo administró un municipio saqueado por los liberales y lo dejó en superávit.
Fico, que en realidad es la derecha que más subsidios ofrece en la historia del planeta, no es ni chicha ni limonada, heredó todo lo malo de ser Uribista, viene de ser un alcalde de un municipio pujante y con dinero, cosas que no son tan difíciles de administrar, pero Fico no es ni la mitad de carismático de lo que era el gordo repugnante, Fico es un matachín, que si bien no está en un concurso de belleza, cualquier analista que haya leído a Maquiavelo, sabe que todo líder carismático necesita algo de simetría.
El despeinado se parece más a Gárgamel persiguiendo a sus pitufos, que alguien que vaya a ser el presidente de un país, un hombre que se acostumbró a llegar sin saber sino por poder, ese que dice “plata es plata”, ese pobre que se lanzó a algo que él no puede hacer, ese que ya casi está a punto de dejar de ser senador, sí, porque hasta hoy solo le alcanza para ser senador, pero si sigue dando papaya, un viejo zorro llamado Rodolfo, le va a quitar ese senado.
De Petro ya todo se sabe y está dicho, Petro es una ilusión, con una vicepresidente que representa a una Colombia que nunca tuvo participación. Pero como van las cosas, en 15 días, si Petro no gana en primera vuelta, curiosamente si es contra Fico, apostaría que Rodolfo se suma a Petro y ahí está el refuerzo que faltaba. Pero si las cosas no son así, ese que sería su gran apoyo, sería su mayor riesgo electoral: es que el cucho reúne a todos, incluso si el viejo tiene oportunidad de figurar en segunda vuelta, le puede robar a Petro los votos antiuribistas, por eso si los petristas que a hoy van ganando en primera se descuidan, se vuelven soberbios o cometen errores, ese viejo se los come vivos. En la encuesta de las calles y de las familias, se sabe qué tan bien o qué tan mal está Rodolfo, por eso desde mi posición individual me atrevo a decir: El viejo o es o pone presidente.
Por: Humberto Salazar, etimológicamente incorrecto.
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