La mala fe es un concepto ético y jurídico que describe la mala intención, el deseo deliberado de obtener un provecho ilícito o injusto, es decir, la ausencia de buena fe, de buena intención.
Un fenómeno presente en casi todos partes, siendo quizás la industria y el comercio algunos de los sectores en donde se ve con mas frecuencia.
Desde los famosos descuentos en supermercados en donde la etiqueta anuncia el precio de un producto en “oferta” pero que al momento de pagarlo en caja tiene otro muy superior, pasando por la letra chiquita con cláusulas abusivas que algunos operadores de telefonía móvil incorporan en sus contratos de adhesión con los que amarran de pies y manos a sus usuarios, hasta las mañas que se dan algunos prestadores de servicios públicos para emboscar a sus usuarios y quitarles su dinero, todo siempre, claro está, “amparados por la ley o la resolución” como suele suceder con todas la grandes felonías que acaecen en esta república bananera.
Hay mas ejemplos, claro, muchos ejemplos, como los anuncios engañosos de algunos alimentos procesados que en sus empaques dicen ser dietéticos, (ligth) cuando en realidad la mayoría de las veces, ni son saludables ni tampoco corresponden siquiera a lo que dicen ser y por el contrario contienen sustancias nocivas y altamente perjudiciales para la salud.
La industria farmacéutica no es la excepción. No son pocos lo casos de medicamentos que han debido ser retirados del comercio luego de estar allí por muchos años por sus comprobados efectos secundarios adversos sobre la salud humana. Alivian los síntomas de alguna enfermedad mientras producen u ocultan diez mas.
Pero el caso de Gas Natural del Oriente S.A. filial del grupo Vanti, la empresa prestadora del servicio de gas natural en Santander merece especial atención.
Resulta que aunque el servicio de gas domiciliario sigue siendo muy barato, pues en Bucaramanga en un hogar promedio la tarifa puede oscilar entre los 7 mil y los 20 mil pesos mensuales, no ocurre lo mismo con el valor de la reconexión del servicio en caso de que por algún motivo se le haya vencido el plazo para su pago oportuno. 66 mil 500 pesos le cobra esta empresa por reconectar el servicio, casi diez veces el valor promedio del servicio mensual, mas los intereses de mora por supuesto.
Si por algún motivo Ud dejó vencer el plazo, bien porque tuvo que viajar y preciso en esos dias se le venció la factura, ora porque enfermó y no pudo realizar el pago e incluso porque simplemente olvidó pagarla a tiempo, esta empresa le cobra, además de intereses por mora, que es en realidad la sanción- indemnización anticipada de los perjuicios ocasionados por el incumplimiento del deudor, autorizada por el derecho comercial ante la falta de pago oportuno, un concepto llamado “reconexión” que según las normas vigentes debe corresponder al valor de los gastos en que la empresa incurre durante el proceso de suspensión y reconexión del servicio.
Lo que llama la atención es el especialísimo y gravoso régimen sancionatorio por falta de pago oportuno, suspensión y reconexión del servicio de gas natural aplicado por Vanti a sus usuarios en Santander.
Resulta que este prestador, es el único en Santander, que suspende el servicio público al dia siguiente del vencimiento del plazo para pago oportuno señalado en la factura. Ninguna otra empresa de servicios públicos domiciliarios en Santander suspende el servicio al dia siguiente. ¡Ninguna! El Acueducto (AMB) y la Electrificadora (ESSA) lo hacen, según pudimos establecer, solo luego de vencidas dos facturas. Y aunque no pretendo defender o promover una cultura de la impuntualidad, ello quizá se deba a que estos prestadores entienden que cualquiera puede olvidar pagar una factura y que aún así los servicios que prestan son esenciales para la vida y la existencia humana, como el de gas, indispensable para preparar los alimentos.
Pero ese no parece ser el caso de Vanti.
El proceso de suspensión, que tal parece, no lo realiza directamente Vanti sino una empresa de out-sourcing contratada por ellos únicamente para eso, se hace de manera sigilosa y subrepticia, con emboscada, -algo parecido al contratista de los cepos de tránsito, y sus socios alféreces que van en la camioneta, por poner otro ejemplo- sin advertir al usuario (para que no tenga la posibilidad de pagar electrónicamente en el momento de la suspensión) y consignando en muchas ocasiones falsedades en las pequeñas actas de suspensión que elaboran en unos papelitos amarillos, en los que el operario que realiza la suspensión, previamente capacitado y entrenado para ello, consigna que intentó notificar al usuario y que este no se encontraba o se rehusó a firmar.
Lo mas curioso es que por lo que pudimos establecer el proceso de suspensión ya no requiere de intervención física de un operario sobre la red domiciliaria como ocurría antes, es decir, ahora la suspensión del servicio se hace de manera electrónica mediante algún tipo de chip o dispositivo que interrumpe el paso del gas a la residencia del usuario, lo que infiero debería abaratar por mucho los costos del proceso y por ende el costo real que debería tener la reconexión.
Por último, y aunque no estoy seguro de si se trata de algún tema de bloqueo de ventanas emergentes en mi Laptop, es muy curioso que el del gas, sea el único recibo que no me deja pagar electrónicamente por PSE.
Uds dirán que escribo con algo de rabia, también dirán que mejor pague a tiempo y promueva la cultura de la puntualidad, pero es que me pasó, hace unos dias me suspendieron el servicio de gas, me enteré una hora después, inmediatamente pagué, y 20 minutos después ya lo habían reconectado, me aplicaron la tarifa de reconexión en el siguiente recibo, y les confieso …¡me dolieron esos 66 mil como si me hubieran atracado!… es que no es tanto la plata, sino la forma como me la quitaron ¡como se gana la platica de fácil esta gente! -Pensé- Porque a cualquiera le puede pasar que se le venza un recibo por simple olvido, pero suspender el servicio al dia siguiente, sin intentar avisar al usuario, sin incurrir en grandes costos en la suspensión y luego cobrar una suma casi diez veces superior al valor promedio del servicio, en estas extrañas y muy curiosas circunstancias, se me hace un abuso, un atropello, una injusticia, porque puede que para muchas personas esos 66.500 pesos signifiquen el valor de un almuerzo o de una cena, pero para una familia pobre de Bucaramanga podría tratarse del mercado de toda una semana o de la lonchera semanal de algún niño.
Y sí, me indignan los abusos y las injusticias, sobre todo cuando se evidencia la mala fe.
¡Menudo negocio el que tiene Vanti con las reconexiones! ¡Debe ser mejor que vender gas! Definitivamente.
1 37827 Me gusta