Deben garantizarse la libertad expresión y de prensa. Son fundamentos de la democracia.
Pero existe una gran diferencia entre informar y hacer propaganda política.
El nazismo se caracterizó por usar los medios de comunicación como medios de propaganda y no de información.
Fue así como para los medios de propaganda nazis de la época, Hitler no era un sicópata megalómano sino un Gran Alemán, un patriota; no era un dictador, sino el salvador de Alemania, no era un invasor, sino el refundador del gran Imperio Austro Húngaro.
Los judíos (víctimas del holocausto) eran en cambio, los culpables de todas las desgracias de Europa. Judíos y comunistas eran un mal que había que extirpar. Una amenaza que había que neutralizar. Un peligro para Europa y el mundo.
El holocausto no fue para ellos un genocidio sino una política altruista.
Algo similar sucede hoy en Colombia. Algunos medios de comunicación como RCN, REVISTA SEMANA y NTN24 ha asumido posiciones muy similares a la hora de cumplir su función de comunicación social desvirtuándola completamente. Parecieran no estar interesados en informar sino en hacer propaganda blanca a favor del régimen que nos gobierna desde hace veinte años y propaganda negra en contra de uno de los candidatos que tiene la mayor probabilidad de quitarle el poder a ese mismo régimen.
Es que una cosa es informar, criticar y censurar el poder, y otra muy distinta descalificar, tergiversar, difundir mensajes ambiguos y tergiversados sobre lo que propone, dice y hace –uno solo- de los candidatos, precisamente quien se opone a ese poder. Los medios están llamados a controlar el poder y criticarlo. Lo mencionados medios defienden el régimen y descalifican la oposición, es decir, hacen todo lo contrario.
Partamos de que por una parte, estos medios no cuestionan el régimen imperante, lo respaldan, ocultan sus errores, minimizan sus escándalos, matizan los términos en sus titulares.
Dos ejemplos: para estos medios en Colombia no hay masacres de líderes sociales sino “asesinatos colectivos”; y cuando la ministra Abudinen se apropió con sus compinches de 70 mil millones de pesos con el contrato de centros poblados (internet rural) ellos titularon “se extraviaron” 70 mil millones.
Eso en relación con hechos del régimen. Así los matizan, minimizando ante la opinión su gravedad.
Cuando se trata del candidato opositor a ese régimen ocurre algo similar, pero en sentido contrario, tergiversando la información. Veamos:
Cuando el candidato víctima de su propaganda negra propuso cambiar progresiva y gradualmente de una economía extractivista a una de energía limpia, que es la tendencia mundial, comenzando por suspender la exploración de nuevos pozos ellos titularon: Candidato propone acabar con la explotación petrolera del país. El pánico económico que generó el titular no fue de poca monta. Por obvias razones, Colombia depende de su explotación petrolera. Pero lo que dijo el titular no fue lo que propuso el candidato.
Cuando ese mismo candidato propuso una reforma al sistema pensional titularon: Candidato propone expropiar las pensiones. Lo cierto es que lo que propuso el candidato fue que el estado manejara los fondos pensionales pata garantizar la pensión y no los fondos privados. Pero en el ambiente quedó la idea, por obra del titular, que en un eventual gobierno de dicho candidato se les quitaría la pensión a todos los colombianos.
Cuando ese mismo candidato reclamó a uno de esos “comunicadores” comparándolo con la propaganda que hacían los medios nazis, esos medios pusieron el grito en el cielo diciendo que se trataba de una amenaza a la libertad de expresión que ponía en riesgo la libertad de prensa.
Irónico, por decirlo menos, que quienes usan calificativos y términos imprecisos para descalificar candidatos –como llamar comunista o socialista a quien ciertamente no lo es- y tergiversar la información creando pánico y rabia en la opinión sean quienes luego se reclamen censurados por comparárseles con quienes en el pasado usaron la propaganda con fines políticos.
Si llamar comunistas a otros –sin serlo- por procurar una distribución más equitativa de la tierra y la riqueza de un país respetando la propiedad e iniciativa privadas forma parte de la libertad de expresión, no veo porque ahora resulte inaceptable llamar a otros neonazis – que sin serlo- vienen manejando la información tal y como como lo hacían los medios de propaganda nazis.
La comparación es válida y no atenta ni pone en riesgo la libertad de prensa como erradamente lo entendió la FLIP, es la realidad de la cuestionada objetividad con la que algunos medios colombianos manejan la información, que la verdad los hace parecer más medios de propaganda que de comunicación… como los de los nazis.
0 12335 Me Gusta