¡FUERA GAVIRIA! ¡FUERA PETRO! ¡QUEREMOS GOBIERNO COLEGIADO! ¡FRAUDE!…chillidos, pitos, megáfonos estruendosos, golpeteo de sillas; banderas rojas ondeaban por todo el recinto mientras todos allí vociferaban.
Eso fue lo que presencié. No, no era una obra de teatro, pero sí que parecía una tragicomedia que tuvo como protagonistas a las huestes liberales provenientes de muchas regiones de Colombia que se juntaron en la Convención Nacional del Partido Liberal en Cartagena arropados con atuendos rojos.
De antemano se sabía que esta no iba a ser una reunión tranquila ya que había mucho descontento dentro del partido porque la gran asamblea liberal se había pospuesto por varios años y por las posiciones ambiguas e incoherentes de la dirigencia frente a los gobiernos y el desconocimiento de las bases del partido.
En fin, el liberalismo es un partido de pasiones, controversias y disímiles posiciones ideológicas que lo llevan a un lenguaje rudo y altisonante, no se calla nada, así que no era de extrañar lo que se venía.
La militancia estaba crispada, venía confundida, no entendía como el liberalismo había apoyado en la segunda vuelta de la anterior elección presidencial al Presidente Duque a sabiendas de que ideológicamente no tenía ninguna cercanía y que pertenecía al partido Centro Democrático que dirige el expresidente Álvaro Uribe quien había derrotado al liberalismo en dos elecciones presidenciales y no estaba de acuerdo con el proceso de paz, bandera fundamental del partido.
Así mismo no entendía como el partido había apoyado en segunda vuelta al presidente Petro, de izquierda, después de apoyar a Fico Gutiérrez, de derecha en la primera vuelta.
Esos bandazos le enviaron al país una fuerte señal de incoherencia, o de improvisación, o de conveniencia personal.
El otro aspecto sensible, que los molestaba, era el otorgamiento de avales por parte de los parlamentarios y directivos del partido, que no le fueron entregados a los militantes tradicionales del liberalismo, sino que les fueron otorgados a miembros de otros partidos produciendo dentro la colectividad roja descontento, resentimiento y fuga hacia otras organizaciones políticas.
De igual manera, el reclamo de las bases liberales de las regiones era que los espacios de participación democrática estaban privilegiados solo para los parlamentarios y que ellos nunca eran convocados para opinar y tomar decisiones regionales.
En fin, todo ese malestar se tradujo en la barahúnda que describo al inicio de este escrito y que llegó a su máximo clímax cuando se notó la improvisación en la conducción de la convención, al punto que se enredaron en la definición del quorum deliberatorio y decisorio, en los informes financieros y contables y para completar le echaron llave a la intervención de los delegados de las regiones del país, puesto que no los dejaron hablar.
Hubo mudez ideológica e intelectual en el certamen, solo gritos y arengas, y hasta el presidente Gaviria fue muy parco, ya que en brevísimas palabras de menos de un minuto, declaró formalmente instalada la convención liberal, sin siquiera rendir informe como director del partido pero además sin propuestas.
No hubo oradores ,ni planteamientos , solo gritos estridentes.
El proceso electoral no fue transparente por el sistema que emplearon soportados en la tecnología o código QR para que sufragaran vía celular o tablet por candidatos preestablecidos; aquellos que no supieron cómo utilizar la herramienta cibernética simplemente no pudieron votar, y para colmo de males, los votos de esos militantes le fueron sumados al ex -presidente Gaviria y a los candidatos presentados por las directivas del partido.
Un ejemplo: si votaban por las listas de los que aspiraban a ser directivos del partido por decir 350 votos entre todos , presumieron los organizadores y directivos del partido que el resto de votos por decir una cifra: 700 que en realidad no votaron los direccionaban para el presidente Gaviria y para los demás cargos.
El sistema de votación no fue transparente y fue direccionado. Cientos de convencionistas no pudieron votar por carencia de celulares o por desconocimiento del manejo de la herramienta tecnológica y esos votos que no pudieron ser expresados le fueron sumados al ex presidente Gaviria automáticamente para que fuera reelegido como director del Partido Liberal.
Había una gran expectativa sobre el acontecer partidista , se esperaba el discurso central de su jefe el expresidente Gaviria , de los parlamentarios rebeldes, de los convencionistas que reclamarían mayor participación y democracia pero al final esto no se permitió .
Y para cerrar con broche de oro, los organizadores le colocaron mordaza a los convencionistas que de manera aireada reclamaban participación, ordenando el ingreso de fuerzas policiales intimidatorias que se ubicaron en la tarima donde estaban los directivos y organizadores de la convención.
Nefasta tarde y noche para el liberalismo colombiano que salió más fracturado que antes de la convención.
La Bruja del 31 de octubre con su escoba antidemocrática barrio cualquier intento de participación, de renovación y de fortalecimiento del partido liberal.
Carlos Ibáñez Muñoz
Exalcalde de Bucaramanga.
Noviembre 2 del 2024
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