Yo la conocí en un diplomado de esos que dan risa y diplomas; es más, no la conocí, solo la vi. Hace unos años empecé a seguirla en sus redes sociales, sus comentarios, sus fotos, su ambiente familiar me generaron esa atracción extraña, esa que produce miedo. Digo miedo porque logra uno sentirse un poco psicópata de estar mirando sus redes tan a menudo. Cuando mi amigo me invitó a cocinar junto a su grupo de amigos hace dos meses, nunca me imaginé que cuando peor me estaba quedando la napolitana, ella entraría a ese apartamento; la situación fue un poco vergonzosa después de tantos “me gusta” y “me encanta” de sus publicaciones, por fin la tenía face to face, ¿irónico, cierto? Ese día me declaré impedido de pedir su número telefónico, pero al otro día utilicé el mensajero de Facebook. Directo y decidido, en el fondo sabía que le había caído bien y que además estaba soltera, de manera que más dure yo en pedirle su número que ella, como cual deshidratada de afecto, dármelo en segundos. La alegría de entrar a su intimidad me generó un caos total y absoluto. Luego llegaron días de conversaciones, chats por doquier y llamadas hasta el amanecer. Creo que el ser abogada y funcionaria de la rama judicial nos daba muchas cosas en común y demasiadas cosas por hablar. Hoy 14 de mayo teníamos nuestra primera cita, sí, nuestra primera cita, hoy sería el día en que quizás podría besar a la mujer que me llevaría al altar, pero no, no, y no. Ayer un querulómano instauró más de mil habeas corpus y ahora ella no puede salir de casa, hoy que era el día en que mi libertad se veía amenazada por el gusto y el goce profano de una mujer que hasta este momento era perfecta, hoy fracasé, no se pudo. Un buen hombre al que ninguno de sus habeas mal hechos le prosperó, no logró la libertad de cientos de condenados de este país, pero si lo ven díganle, que al final consiguió seguir manteniendo mi libertad, que gracias y que mande el Nequi, que este condenado a la felicidad, le consigna los cien mil.
Por: Humberto Salazar, el prófugo de las relaciones y el amor.
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Y me puso a trabajar 40 horas, seguidas con un breve receso de 2 horas, ya que el.cansancio me venció y con 12 tasas de café negro me mantuve hasta hoy 14 de mayo hasta las 20:30 horas, horas que pasó a la recogida después de iniciar mis labores a las 04:00 horas del día 13 de mayo. Paradojas de la vida.
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