“No importa que el gato sea gris o sea negro, lo importante es que cace ratones”
La frase, atribuida al líder chino Deng Xiaoping es utilizada por muchos para referirse al pragmatismo que en algunas oportunidades de la historia suele exigir la política, cuyo principal objetivo es – según algunos teóricos- obtener y mantener el poder.
Pero existen otros momentos de la historia de un país o una región en que esos objetivos deben ceder a otros mas altruistas por el bien común.
Es el caso del departamento de Santander, dominado por la corrupción y la mala praxis política, o “la mala política” – prefiero utilizar ese término y no la peyorativa e hipócrita expresión: ‘politiquería’ tan presente en los discursos populistas- esa que desde hace ya varias décadas impera, gobierna y se reelige campante en nuestro departamento gracias a unas dinámicas políticas y electorales de corrupción, clientelismo y en los últimos años de nepotismo puro y duro en virtud de lo cual vemos como las mismas familias de siempre, sus socios y amigos se alternan el poder por turnos desangrando al departamento en las narices de todos y sin ruborizarse por ser condenados, investigados o advertidos de lo que están haciendo mal. El nivel de cinismo es de tal magnitud que han salido a respaldar públicamente a sus calanchines y mandaderos aún cuando estos han sido sorprendidos con ‘las manos en la masa’, o como dirían los penalistas ‘en flagrancia’.
Si el problema de una casa son los ratones nada mejor que un gato para resolverlo. Es que pareciera que es ese y no otro el problema de Santander: los ratones.
Son unas cuantas familias o clanes de ratones los que tienen al departamento de Santander sin vias terciarias pavimentadas, sin agua potable ni saneamiento básico, sin hospitales ni puestos de salud, a nuestros niños sin una adecuada alimentación escolar, a nuestros campesinos empobrecidos, a nuestros jóvenes sin acceso a la educación superior y a nuestros deportistas sin patrocinio, todo es obra de unos clanes de ratones que desde hace por lo menos 20 años se roban todo, cobran por todo, comisionan por todo y adjudican a dedo las direcciones de las entidades y los grandes contratos a sus amigos y calanchines para robar. Es esa y no otra la causa de todos nuestros problemas como departamento.
Por ello, el objetivo prioritario en las próximas elecciones regionales debe ser sacar a los ratones, a sus familiares, amigos y socios del escenario político, despojarlos de sus parcelas para devolvérselas a sus legítimos dueños los ciudadanos santandereanos. Sacarlos del gobierno, de la asamblea, de las corporaciones regionales, de todos lados. Pero eso no se logrará con un Flautista de Hamelin, se requiere de un gato, que ya haya hecho lo mismo antes, es decir que haya ganado elecciones, que haya sacado y cazado ratones, poco importa sin es blanco o es negro, o que lo tengan teñido de gris, que tenga no solo la opción sino la fuerza y el carisma real para ganarles la partida a los ratones y sus amigos. No es con un flautista, es con un gato.
En ocasiones como esta se requiere de un buen entendimiento de la política, saber identificar cual es la prioridad actual entre todas las prioridades, que no debe ser solo ganar, tampoco elegir al mas ‘santo’, al mas impoluto, ni a un mesías o a un loco iluminado, eso es simplemente imposible por sustracción de materia, no sé si lo sepan pero ‘Santos’ en la política no existen, mucho menos al mas popular por escandaloso, ni a un inexperto soldado que venga a probar suerte como gobernante, -ya nos pasó con un coronel y se quedó veinte años en el poder robando a todo dar con su familia – sino al mas efectivo, contundente y con la fuerza de carácter y política suficiente para el propósito de sacar realmente a los ratones de Santander.
Ese objetivo supremo actual y urgente exige algo de estoicismo político, o como lo llaman ahora “tragarse sapos”, basta de intentonas y experimentos fallidos con candidatos que nunca han ganado nada, con exceso de confianza por su popularidad en redes, o probando a ver si les suena la flauta, deberíamos los santandereanos apelar al sentido común y unir en Santander en un nuevo pacto, esta vez regional, a todas las fuerzas alternativas que ayudaron a elegir el cambio de rumbo del país ahora con un nuevo propósito: sacar a los ratones de Santander de una vez por todas. Esa -pienso- debe ser la prioridad.
No importa que el gato sea gris o sea negro, lo que importa es que haya cazado y cace de nuevo… ratones. Por ahora asegurémonos de sacar a los ratones, luego vemos que hacemos con el gato. Y por favor…¡no se les vaya a ocurrir elegir a un ratón para que lo haga!
Isaí Fuentes Galván Director de La Pluma del Gato
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