
Desde el futuro de aquellos hombres a los que me voy a referir, contaré que los vio nacer el mar Mediterráneo.
Idóneos, eclécticos, escépticos, empíricos, bucólicos, elípticos. ¡Y hasta alcohólicos!
Pero para nada estúpidos… surgieron los Filósofos.
Con la esdrújula característica de espontáneos… De Tales de Mileto, los crédulos discípulos, surgieron.
Con Anaximandro de la mano, se dejaba ver Anaxímenes.
Les acompañaban; Pitágoras, Jenófanes, Heráclito, Demócrito, Empédocles, (Siempre con su sobre de bicarbonato a la mano) Parménides, Anaxágoras, Diógenes, Platón, que aunque no lleva la tilde en la antepenúltima, pasó de agache por aquello del ‘Amor Platónico’.
Zenón el paradójico.
Capítulo aparte merecen el ignorado filósofo; Exhámenes, quien cuestionaba todo conocimiento, y Polígrafo, quien sostenía que todo era mentira.
Aquellos individuos únicos se vestían con túnica y se paseaban impávidos.
Investigadores forenses, arqueólogos e historiadores coinciden en que estas eminencias desayunaban, se bañaban, se vestían y quedaban desocupados.
¡La historia no lo cuenta! Pero se infiere; que como buenos vecinos de la actual Turquía, descendientes de fenicios y familias acomodadas, no sufrían apuros económicos.
Cual pensionados, se dedicaban a pensar…
A pensar…a pensar y a juntarse en las esquinas, en las heladerías y en las discotecas a charlar, a meditar y seguramente a beber y a fumar… porque no hay nada como el ocio para terminar dándose en la cabeza.
El grupo fue creciendo y se reunían en Samos, Mileto, Éfeso, Clazómenas y Halicarnaso…. así como cuando los amigos se reúnen en Barichara o se ponen de acuerdo para ir a Culiacán.
La Riviera Turca sobre el Mediterráneo es preciosa, yo mismo organicé viaje para allá, para San Gil y fue allá mismo en donde me mostraron unas fotos divinas de las aguas del referido “Mare Nostrum”.
Siguiendo con la historia, todos estos muchachos se reunían en la playa. En ese tiempo se traqueteaba desde Capri con un Opio excelente, desde África con el khat, un arbusto al que se le mastican las hojas, marihuanita de la India, y trituraban hongos secos cultivados en caca de cabra loca e inhalaban el polvo, y si tenían amiguitas el polvo lo echaban con agua a la altura del pecho para que no se notara.
Ya en horas de madrugada todos empelículados se engallaban a filosofar… cada cual en su cuento:
– Que el Ser es esto,
– Que La Razón es aquello,
– Que El Aire es la esencia, -Que el Agua el elemento.
Y como todo tema cabe, en medio del destrabe, se despacharon en aritmética y geometría, que cateto 1 que el cateto 2, que la hipotenusa, y en medio de la tusa encontraban la solución… de los segmentos de la paralela, la proporción, el mismo Pitágoras cuenta, que 5 por 8 es 40.
Y se nos vino el mundo encima, o si no miremos el álgebra de Baldor.
¡Qué rumbas tan bravas, por Zeus ! a todo le metieron la cuchara, y como si nada faltara, le jalaron a la política… Que los códigos, la democracia y La República… Escribió Platón.
De astronomía, de átomos, de órbitas, y medicina, que ¿quién llegó primero? …¿si fue primero el huevo o la gallina?
Así, por aquellos lados entre Europa, África, y el cercano Oriente, existió toda esa gente que se inventó los inventos, argumentó los argumentos, y descubrió descubrimientos.
La grandeza de aquellos hombres que la historia nos recuerda pues todo el mundo se acuerda, y les llevamos la cuerda, quedó en evidencia con los más recientes descubrimientos arqueológicos: A 8 metros bajo tierra a un lado de El Partenón fue hallada y desenterrada la camioneta de Platón.
Allí intactos se hallaron varios elementos de la época, entre ellos, la licencia de conductor y la tarjeta de propiedad del mencionado, bajo el asiento del conductor, la palanca de Arquímedes y en un morral en el asiento trasero, la billetera de Pitágoras, con dos pasajes de ida y vuelta a Egipto, el folleto de un tour por las pirámides y un brasier de Zenón.
Especial atención merece el hallazgo de un reloj de arena con correíta para amarrar en la muñeca, perteneciente a Parménides.
En la tapa se encontró la inscripción: “Parménides mi amor, feliz cumpleaños”.
Esto confirma la causa por la cual aparece Parménides con la mano arriba y abajo alternativamente en los grabados descubiertos en la isla de Semo…
Para que el reloj de pulso funcionara, tenía que tener la mano arriba una hora y la mano abajo otra hora.
El filósofo era famoso por dar la hora, y su esposa por darlo a toda hora.
Ello explicaría la célebre frase de su esposa:
“Lo único que se le para es el reloj”.
Así concluye esta maravillosa época del pensamiento humano, en la que el mundo se llenó de razones…¡ Y de hijos! Pues no se habían inventado los calzones.
La sociedad pensaba que ya había una respuesta para todo hasta que apareció en una de esas fiestas, un tal Sócrates, a quien todos los curiosos preguntaban;
¿ Tú quién eres? ¿De dónde vienes?
¿ A qué te dedicas?
-Sócrates, que llevaba una semana sin dormir, solo atinó a decir con los ojos chiquitos:
-No tengo ni idea…
“SOLO SÉ QUE NADA SÉ”
Los asistentes quedaron asombrados con tan ilustre respuestación, a tanta preguntación.
Inmediatamente se revisaron todos los conceptos y con Sócrates volvimos a arrancar de cero.
Y todavía en ceros estamos, pues muchas razones pensamos para justificar cómo nos matamos.
Adenda: los Filósofos, Exhámenes y Polígrafo, son los únicos cuyos axiomas siguen vigentes hasta nuestros días.