César Augusto Almeida R.
Aún faltan casi dos años para la nueva jornada electoral que escogerá al nuevo presidente de la república y ya empezaron a aparecer candidatuchos extraídos de la patria boba, personajes sin ropajes, perfumados con naftalina, bautizados con las aguas turbias del regresismo y seguidores de esa nefasta secta virulenta del fachouribismo.
Es su despropósito nublado que viene de ese pensamiento obtuso que les dice ‘pero si Iván Duque fue, ¿por qué no yo?’. Claro está que las bases ciudadanas, mayorías asentadas en el piso firme de su ingenuidad proverbial, su irreflexiva emocionalidad e incultura política, llevaron al solio del ejecutivo a Andrés Pastrana, al ‘demócrata’ Alvaro Uribe Vélez, a Guillermo León Valencia y a Miguel Abadía Méndez.
Se habla, cuando de estos temas del subdesarrollo mental y político se trata, se dice que ‘en este país’ no miramos para el vecindario que está pintado en el mismo paisaje de la desolación, que pocas veces acierta y acertar es un ejercicio que va mucho con el azar porque se vota por proyectos que no por hechos, se vota por discursos populistas que no por realidades concretas, se vota por canonjías en efectivo o en especie.
Esta ruindad es más criminal porque estos carroñeros de la politiquería saben muy bien que la necesidad tiene cara de perro callejero.
Cabales, miguelitos, davilitas, palomitas, goyenechecitos y etceteritos saben muy bien en qué palo del oportunismo diabólico están trepando.
Estos países del quinto mundo seguirán errando sin rumbo, por caminos sin horizonte, mientras no se eduque, en el gran sentido de la palabra, a esta mayoría poblacional ignara que es lo que nunca han querido quienes han permanecido por años sin memoria con las riendas del poder económico y político.
Hablo de la educación como la formación en valores ,en pensamiento crítico, en una amplia visión real del entorno social y no de la educación como el rebusque de conocimientos inanes como esos de saber inútilmente que el nombre científico de la lechuga es lactúca sativa y de que Simón Bolívar nació en Caracas, pero no se les menciona ni por las orillas a los educandos la relevancia histórica de la Carta de Jamaica para que reflexionen sobre nuestro pasado y a que no volvamos a repetir los errores funestos que repercutieron y repercutirán en el presente.
No sé si los goyeneches de hoy, que ya saltaron al agua electoral, sepan que las capitales de las Alemanias fueron Berlín y Bonn pero ignoran la importancia trascendental para el mundo libre que tuvo la caída estrepitosa del muro de Berlín.
Lo que sí sé es que la cabal María Fernanda, la de ‘¡Estudien, Vagos..! no sabe que la Unión Soviética se disolvió hace añitos, que cree con firmeza que la democracia es sólo el deber de salir a votar y nada más y que la Virgen de Chiquinquirá es la patrona del uribismo radical y antidemocrático.
Esperemos, con la tensión alta, que aparezcan muchos candidatos que merezcan volver a llevar a las altas dignidades perdidas esa institución desvencijada llamada Presidencia de la República de Colombia.
Como en los deportes colectivos, hay muchos buenos jugadores en la banca y muchos titulares regulares o pésimos jugando como inicialistas.
Por el bien de Colombia que jueguen en este partido electoral Jáder Durán en vez de Vilarete y Yorelly Rincón en el lugar de la ‘paloma’ Valencia.
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