Es curioso que mi primer artículo de opinión en La Pluma del Gato trate un “extraño” tema que se aleja de mis cotidianas charlas, pero que en mis ratos libres, forma parte de esas permanentes lecturas que se disfrutan a través de unos interesantes juego de palabras que siempre lo han rodeado.
La fuerte relación entre las narrativas religiosas del antiguo Egipto y las nuestras, me invitó a escribir sobre la gran influencia que tuvo su cultura, dentro de las religiones de origen semita y en particular las judeocristianas.
El libro de los muertos es considerado el documento religioso escrito mas antiguo que se conserva, y muestra por primera vez la concepción del pensamiento humano, acerca de la vida más allá de la muerte, desde la perspectiva religiosa egipcia.
Su narración señala el camino que debe alcanzar la persona que muere hacia la vida eterna; primer aspecto en común con la biblia, mostrando los distintos pasos y consejos a seguir por el tortuoso viaje al más allá.
No está plagado de ángeles que orienten, pero sí de distintos dioses que juzgan y recompensan, pieza básica del concepto judeocristiano.
Este texto data inicialmente de fechas alrededor de 2300 A.C., aclarando que podría ser el antecedente histórico del antiguo testamento, ya que se empezó a escribir en tiempos de Moisés.
Para entender mejor lo anteriormente dicho, cabe señalar que el éxodo de Moisés ocurrió 480 años antes del cuarto año del reinado de Salomón, es decir en 1447 A.C.
Según Éxodo 7-7, Moisés tenía 80 años, cuando sucedió la migración del pueblo hebreo a la tierra prometida, lo cual nos permite señalar como su año de nacimiento en 1527 A.C., siendo acertado el marco temporal a la afirmación inicialmente expuesta.
La biblia en general, hace una fuerte evocación al juzgamiento, a la cultura de la muerte, del dolor y del tormentoso camino de la vida, para tener una existencia eterna agradable y en consecuencia a los tratados éticos y morales de cada momento, siendo al igual que el libro de los muertos una señal que permite al buen hombre, llegar hasta el altar de los dioses para ser ungido con la bendición de los mismos.
Ambos hacen culto a la muerte y se convierten en sí, en guías hacia la vida eterna dando una visión del día del juicio final.
Es importante señalar que al igual que en las tradiciones judeocristianas, el paso de la vida a la muerte debe estar acompañado de rezos y conjuros, para que la persona pueda resucitar en el otro mundo tal como Orus resucitó de entre los muertos, sufriendo los padecimientos de ser el hijo de Dios, o de Ra o del Sol, sacrificando su propia vida para permitir que los pecadores pudiesen ser perdonados, por eso el máximo esplendor de la vida se hace tangible con la muerte y resurrección de su hijo. “El poder mágico de la oración marca el destino del hombre”.
En aquella época, los templos religiosos eran centros de culto y de negocios, hecho que parece no haber cambiado con el tiempo.
El punto que mas acerca a ambas concepciones, señala la existencia de 42 pecados mortales que al final, terminan resumiéndose en los 10 mandamientos de la ley que Moisés recogió y que representan la primera carta política de un pueblo.
El pecado entre los egipcios se resumía, en la violación de esos parámetros que llevaban a un suplicio en el más allá, conocido como el infierno en la biblia. Por ende, el concepto de cielo e infierno se define en ambas posiciones, a pesar de sus distancias temporales.
Orus abría las puertas del cielo, invitando a quien en vida había cumplido con los deberes que la religión imponía, a entrar al paraíso a sentarse con el padre. “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre sino por mí”, señala el nuevo testamento.
Los egipcios le daban al cielo el nombre de campo de juncos o campo de las ofrendas.
El corazón era un símbolo muy particular, ya que representaba la inteligencia, el pensamiento y el sentimiento y fue así hasta no hace muchos años, que las investigaciones señalaron al cerebro como el órgano donde esto ocurría.
Jesús hablaba del corazón, al igual que los egipcios, como quien señalaba en su interior las cosas por las cuales podrías ser juzgado. Ante el tribunal de Osiris el corazón debía pesar igual que la pluma de la verdad, el orden y el equilibrio. Si existía diferencia en la balanza, Amith destruía su alma (el infierno). Era importante para el que iba a ser juzgado conjurar al escarabajo, que representaba el corazón y símbolo de la resurrección representando al sol naciente, para que ocultara los errores del pasado evitando ser juzgado con un castigo en el infierno. En las religiones judeocristianas se perdonan los pecados para llegar al reino de Dios.
Para finalizar, y como dato curioso, se realizaban ritos fúnebres similares a los nuestros y el libro de los muertos era escrito dependiendo del cliente, teniendo en cuenta además, de cuánto dinero tenía, para así tener el camino expedito al más allá.
0 37827 Me Gusta