Ya son muchos los bumangueses cansados de las atrocidades, la violencia, el caos, la anarquía y la inseguridad provocada en gran parte por el fenómeno de la migración de algunos “ciudadanos extranjeros” -toca decirles así, aunque casi todos sepamos su nacionalidad, sopena de de ser tildados de xenofóbicos- que desde que llegaron a la ciudad y su área metropolitana incrementaron la violencia y la inseguridad y además cambiaron para mal nuestras costumbres ciudadanas, especialmente el civismo y la cultura vial.
Algunos de ellos se dedicaron a delinquir y por su crueldad muchos bumangueses han llegado a añorar la otrora elegancia y caballerosidad de nuestros ladrones y delincuentes locales, que manejaban unos códigos éticos mínimos para robar. No tocaban niños, ni mujeres, ni abuelitos.
Es común escuchar con impotente resignación que los “ciudadanos extranjeros” primero lesionan o matan y después roban; que no se les da nada matar niñas por robarles su teléfono celular o arrastrar abuelitas y derribar mujeres indefensas de sus motocicletas para quitarles sus bolsos.
Se me hace algo injusto que con el pretexto de no promover la xenofobia, no se distinga por su gentilicio a estos malos ‘ciudadanos extranjeros’; de otros buenos “ciudadanos extranjeros’, que a diferencia suya llegaron a esta tierra hace muchos años pero a trabajar, a abrir caminos, a crear empresas y empleo. No entiendo cómo los descendientes de estos últimos no se han quejado aún por ese maltrato.
Lo cierto es que en la ciudad vienen creciendo sentimientos de temor y rabia hacia estos nuevos “ciudadanos extranjeros” o ‘calaveras’ -como les llamó un ex alcalde-, porque además debido a su especial condición de migrantes, gozan de todas las garantías que ofrecen los programas sociales del gobierno, incluso con mejores condiciones de acceso y calidad que muchos de nuestros connacionales.
La migración trajo consigo la modificación de nuestros hábitos ciudadanos, el desprecio por las reglas y la autoridad, el aseo y el ornato públicos, y en general por los bienes colectivos, como el orden, la limpieza, la tranquilidad, el respeto por las normas de tránsito, la seguridad y la convivencia ciudadana.
Se siente impotencia al detenernos en cualquier semáforo y observar al “ciudadano extranjero” mototaxista o domiciliario -que son sus gremios preferidos- pasarse la luz roja como si estuviera en San Antonio, en Maracaibo o en Caracas; o que otro “ciudadano extranjero” de oficio desconocido y a bordo también de una motocicleta, lleve la placa de su vehículo levantada de modo que no se pueda identificar – infieran ustedes con qué propósito- y que no se les pueda decir nada por miedo o impotencia.
El robo colectivo o en grupos de tres o cuatro motociclistas que atacan a una sola persona; o el asalto a varias personas dentro de establecimientos de comercio, son modalidades de hurto que no se veían antes en nuestra ciudad y que fueron traídas por los “ciudadanos extranjeros” haciendo que exista la percepción de que no se puede estar seguro en ninguna parte, ni siquiera en los sectores exclusivos que se suponen más seguros y que muchas familias o amigos lo piensen antes de salir a comer o compartir en algún sitio.
No es xenofobia, es la realidad y hay que hacerle frente. A la anarquía del transporte motorizado hay que ponerle límites y autoridad o estaremos al borde de la barbarie. Los bumangueses además deberíamos distinguirnos por respetar y hacer respetar nuestra ciudad y los buenos hábitos ciudadanos, esos que teníamos antes, y dar ejemplo de ellos ante estos elementos, para que así sea por simple vergüenza los respeten.
Por este motivo y con mucha razón, ya se levantan varias voces indignadas, una de ellas la del precandidato a la alcaldía de Bucaramanga Jaime Andrés Beltrán, quien por tanto abuso contra nuestros ciudadanos promete enfrentar estos problemas retomando la autoridad y devolverles de esta manera la tranquilidad y seguridad a los bumangueses.
Beltrán, quien es pastor cristiano está enfocando su campaña en ese objetivo y viene creciendo electoralmente desde que fue elegido concejal por primera vez. Fue presidente del cabildo por haber obtenido la mayor votación de su partido ocupando el segundo lugar en las pasadas elecciones para llegar al palacio municipal, lo que le hizo merecedor de una curul en concejo por estatuto de oposición. Beltrán logró traer al concejo al director de la Policía Nacional General Henry Sanabria, cosa que ni el habilidoso cortesano y relacionista público que tenemos por alcalde había logrado. Su vertiginoso ascenso político electoral, su credo religioso e ideología lo hacen muy parecido al presidente salvadoreño Nayib Bukele.
Esto me hace pensar que la competencia por la alcaldía de Bucaramanga, contrario a lo que muchos piensan, ya no estará marcada por el embeleco del trillado y populista discurso anti-corrupción de anteriores comicios, que nos hizo elegir equivocadamente lo que hoy tenemos, sino por un tema que podría ser la prioridad de los ciudadanos en este momento coyuntural: la seguridad.
No nos debería extrañar entonces que los bumangueses desesperados y angustiados por la situación de inseguridad y desorden reinantes en la ciudad, terminemos eligiendo esta vez a un ‘Bukele’ bumangués.
Ñapa 1: El Bukele salvadoreño, el original, al igual que el pastor Beltrán también es un fervoroso creyente, cristiano no católico.
Ñapa 2: Con ocasión del tema de la anarquía y falta de cultura vial en la ciudad, se revive el debate sobre la necesidad de las denominadas “fotomultas”. Ya hay por ahí un candidato por firmas, que hace su campaña con una caravana de camionetas violando las normas de tránsito prometiendo que “vamos a crecer” -en civismo, supongo-, él y su familia fueron socios del fallido negocio de las “fotomultas” en Floridablanca, uribista pura sangre, con buenos contactos en el alto gobierno (un viceministro santandereano) durante los mandatos de Uribe y Duque y que por su sorpresiva aspiración, todo parece indicar que vienen por el negocio de las “fotomultas” en Bucaramanga. Pero eso será tema de otra columna.
Isaí Fuentes Galván – Director y columnista de La Pluma del Gato
3 comments
Buen día, excelente candidato el Dr, Jaime Beltrán, la ciudad se atraso 12 años, no vemos ninguna mega obra, nos quedamos en obra negra, seguridad y movilidad. crecimiento económico en cadena.
Más xenofobo imposible
El tránsito descontrolado es culpa de los migrantes y no de pésimas políticas urbanas, igual que no acoger a quien lo necesitan y se vean en la necesidad de dormir donde los agarre la noche es culpa de ellos y no de unos gobiernos ineficientes (empezando por el de Venezuela) y que no acatan las mínimas normar del derecho internacional para recibir a refugiados
No culpe a quien necesita
Con su sesgo solo dice lo poco que sabe y el pobre corazón que tiene (y alaba a un cristiano sin comprometerse mínimamente con la prédica de Jesús)
Very interesting information!Perfect just what I was
looking for!Blog money