Ejerzo el periodismo en varias de sus ramas desde 1975, valga contar a hoy, 48 años.
Desde que comencé en el diario regional Vanguardia Liberal y hasta la fecha, no he tenido un oficio distinto en mis cercanos 67 años de vida que cumpliré el 1 de octubre.
Comencé como caricaturista, que es una opinión gráfica condimentada con sarcasmos, sátiras, bufonadas, todas dirigidas a las instituciones públicas y privadas; a los personajillos de la baja política; a los funcionarios que no funcionan o funcionan pésimamente o, a lo peor, ‘torcidos’ con el alma negra; a los gobiernos que llegan a aprender cómo es ese ejercicio ejecutivo de ejecutar y no aprenden; a la economía que retrocede; a las reinas de belleza que hablan ramplonadas; en fin, de tantas cosas que nos irritan en el día a día.
La caricatura es muy atractiva para los lectores porque los regresa visualmente a la infancia por su carácter de ser un ‘mono’ y los ponen, en la edad adulta, a ver los acontecimientos en una síntesis dibujada que cuando es acertada e ingeniosamente jocosa los hace sonreír porque es otro ángulo de la noticia en que no habían caído en cuenta. Por ello considero que es una forma de periodismo muy importante : mostrar otra visión mordaz de los hechos.
Nunca fui redactor de noticias que es una información ligera y escueta pero a cambio si ejerzo la crónica que es contar la historia ampliada de un hecho de interés público o simplemente el de narrar con mucha carga de literatura, de poesía si se quiere, los menudos detalles de una fiesta de pueblo; los escorzos musculares de un deportista; la plenitud de porqueriza de un botadero de basura y hasta las engañosas maneras de ajustar los huesos que tienen los sobanderos sin títulos profesionales.
Desde hace rato también estoy metido en el periodismo de la opinión escrita, columnista de prensa, que es labor difícil pues es un análisis serio pero subjetivo de lo que vivimos a diario y que nos afecta o nos favorece a todos los ciudadanos. Es el sentir del columnista que además ayuda a aclarar mucho sobre el devenir de lo opinado si está pensado con una rigurosidad profunda que es lo que exige ese ejercicio arduo e intelectual de desmenuzar con un bisturí de diamante el cuerpo del acontecimiento.

En estos espacios sí se puede elogiar la labor de un funcionario, exaltar una obra literaria, magnificar un gran logro deportivo. Son muy personales esas observaciones que es lo que no debe hacerse con la información, con la noticia, que tiene que ser un aporte responsable y objetivo de los hechos.
Lo he escrito muchas veces y recaigo en ello: el periodismo colombiano se está volviendo un mal elemento para la sociedad. Es vergonzosa la manera en que ha caído en ese lodazal putrefacto de miserablezas. No voy a referirme a medios ni a personas porque muchos ya conocemos de sus andanzas perversas.
Voy a referirme a un medio radial que se supone que se fundó para que los oyentes nos solazáramos con noticias frescas. con humor inteligente y últimamente ha logrado lo contrario: nos han cambiado la sonrisa por un gesto de ira, de rabia, de desolación.
‘La Luciérnaga’ con sus componentes, debería llamarse ‘La cizaña’. Se nota a onda corta o larguísima que tienen la orden del capataz de que desorienten lo general para direccionar hacia lo particular. Ahora todo es nicolaspetrismo y absolutamente nada informan sobre el robaecopetrolismo.

Es infame esa distorsión de entrevistar a los opositores para que machaquen sobre lo mismo y nada de hablar con los que apoyan al gobierno, – y hasta mejor no hacerlo porque ya sabemos su posición-, pero sí ordenan ocultar y nada dicen sobre los casos recientes de monumental corrupción sólo para favorecer a sus amigos fascinerosos de cuello perfumado y conciencia pútrida.
No vuelvo a sintonizar tan grotesco programa de ‘humor’.
Ayer repitieron una encuesta que alguna firma contrató para que los grandes capitalistas valoraran y calificaran, de 1 a 5, la labor de los ministros de hoy. Adivinen el resultado. Acertaron. A todos los partieron y entonces los humoristas decían plenos de la dicha que ‘ es el primer gobierno donde todos los ministros se rajaron’.
Qué majaderos. En este caso sería lo mismo que en el país más capitalista y neoliberal del mundo encuestaran a los miembros del partido comunista- si existe- para que calificaran la labor del gobernante. También traten de adivinar qué final feliz tendría.
Qué tristeza haber nacido en un país donde el humor nos pone irascibles; donde en sus programas radiales hay poco de realidad y mucho de ficción.
No sé si llorar de indignación o provocarme una nerviosa e irritante ‘Risaloca’.
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