Hace 20 años Irak fue invadida por Estados Unidos.
Bajalajaula jasiero de jarem berota de jarei majito.
Estoy aprendiendo árabe porque voy a leer El Corán y este enigmático librote sólo se encuentra en ese idioma, salvo la versión de Salman Rushdie que lo tradujo al inglés pero tergiversado y con observaciones infames según los musulmanes radicales que lo querían ahorcar después de decapitarlo.
Por ejemplo la frase citada en el génesis, o sea el Osama y traduce: ‘En el principio creó Alá los cielos y la tierra pero la tierra era informe y vacía cubierta de gringos y de talibanes’. Osama, capítulo primero, versículos del uno al cinco.
Este libro es la base de los fundamentalistas para que en nombre de Alá, Dios o como quieran llamarlo, puedan declararle al prójimo una guerra santa que lo más santo con que quieren confrontarla es partiéndole la nuca al infiel con una edición de El Corán , con tipografía de 36 puntos y ojalá empastada en nácar. Porque recalcitrantes, ortodoxos, radicales y fieles sí que son los fundamentalistas con este libro. Y es que ese terrorismo santo que practican, en que las cuentas de su rosario las llevan en la cartuchera, asustaría a Hitler en el infierno.
O si no, imagínense ustedes que estando en la cafetería de su empresa en un piso 97, de repente se les cuele por la ventana la nariz de un Boeing 747 cargado con cincuenta mil galones de combustible: por lo menos se les atraganta la papa rellena, se les riega el perico encima del crucigrama de La Pluma del Gato y el temblor no los dejará firmar el vale.
De por sí este manicomio redondo que es nuestro planeta ha sido manejado o lo han querido manejar orates, sicópatas, paranoicos y oligofrénicos a quienes nuestra taradez proverbial llama ‘líderes mundiales’.
Desde el borrachín del buen Noé a quien le dio por salvar de la hecatombe a parejas de zancudos, alacranes, cucarachas y futbolistas, hasta el presidente a quien los norteamericanos llamaban Yorch , doble B (¿BoBo?) Bush que quiso acabar con el terrorismo aterrorizando niños empiyamados en Bagdad.
Lo más sorprendente de todo es que el mismísimo Dios sacramentado es terrorífico.
En el libro del Apocalipsis nos anuncia ataques terroristas a gran escala: habrá, como en la toma de un puesto de policía, fuego por todas partes; huracanes, trombas y tifones; maremotos, terremotos, rayos, centellas, carros de fuego, cuatro jinetes endemoniados del centro democrático y cilindros de gas. Después apagón total en el universo entero y sus alrededores. Luego un luminoso discurso de Gustavo Petro declarando inaugurada la llegada de una nueva vida, de un mundo nuevo.
Mejor dicho, las pilatunas de gringos y talibanes, al lado de las hermosuras que nos tendrá reservadas nuestro Dios a sus amados hijos, quedan como una simple orinada en la sopa.
Ahora, se pregunta esta pluma con uñas: ¿para qué quieren las generaciones de locos presentes ser los amos y señores de una casa en llamas? ¿De qué sirve gobernar el mundo parado en la terraza de las torres gemelas, o sentados en la punta de un misil Tomahawk o recostados en las piernas de Bashar Al Saad?
Eso es lo mismo que querer ser dueño de un helicóptero de las fuerzas armadas, de un lote en Jardines del Desierto, de una suite en el Beirut Hilton, de una edición revisada y aumentada del Manifiesto Comunista y ya, en el súmun de una ambición banal y descontrolada, querer poseer para siempre una antología poética de Rafael Núñez.
Dios y demonios nuestros: en tus manos entregamos este mierdero que ustedes crearon y el otro que llega.
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